El pasado domingo estaba aburrida como una mona en mi casa y me sentía muy deprimida ya que mi hijo mayor había tenido un accidente con unas colmenas de abejas que le habían dejado cara y cuerpo irreconocibles. Despues de 20 días en un hospital privado (nosotros no pisamos un hospital de Esperanza Aguirre ni con los ojos en la mano), me han devuelto a mi hijo pero como me lo han devuelto……da miedo mirarle a la cara, además me han dicho que ya poco más se puede hacer por él con lo cual he de acostumbrarme a su nueva imagen, lo cual me va a costar mucho, no me gusta la gente fea y menos si es de mi propia familia.
Todo indicaba que sería un domingo aburrido como tantos
otros hasta que mi amiga Victoria me animo a ir con ella a las fiestas de la
Paloma, yo no soy mucho de estos eventos pero mi amiga empezó a decirme que me
vendría bien para no ver la cara agujereada de mi hijo.
Además me dijo que Loquillo sería la estrella de las
fiestas, yo me confieso muy fan de él, es todo un personaje, me gustan mucho sus
entrevistas donde normalmente no deja títere con cabeza con mucha razón.
En fin que nos acercamos a Las Vistillas con la intención de
ver al Loco (como suelen llamar a Loquillo). El sitio estaba lleno y eso a
pesar de ser domingo del mes de agosto. Un olor a fritanga infecta nos invadía,
es el típico olor asqueroso mezcla de churros, gallinejas, entresijos y demás
animales muertos. Yo que llevaba un vestido estupendo que me había comprado en
el Alcampo, al final iba a acabar con un olor nauseabundo.Yo no entiendo como puede ser la esperanza de vida tan
amplia en este país teniendo en un cuenta la cantidad de basura que engullimos,
yo creo que los españoles nos hemos convertido en mutantes y estamos
inmunizados contra estas cosas.
Nos colocamos en un buen lugar para poder ver el espectáculo
cuando de repente sale una mujer llamada Olga Ramos haciendo un repertorio de
folclore típico madrileño, vamos, esas canciones chungas que hablan de que si
Madrid es lo mejor del mundo, los callos un manjar, los chulos madrileños son
vividores-folladores pero entrañables y las madrileñas cuando besan se quedan embarazadas al momento.
Claramente mi amiga
me había engañado, ella es muy fanática de todo ese folclore madrileño y como
no tenía a nadie con quien ir (por otro lado normal, a ver quién se traga eso)
pues me puso la excusa de Loquillo para que yo fuera, al menos podría verlo
después de pagar el peaje de los chotis madrileños.
Nos colocamos muy cerca del escenario, estábamos rodeados de
parejas octogenarias que bailaban, botella de oxígeno en mano, esos grandes hits que son “Madrid, Madrid,
Madrid” o “Pichi”. En un momento dado me vino a la mente la idea de que tarde o
temprano todas estas expresiones del folclore regional acabaran extinguidas por
ridículas, absurdas y antiguas.
El folclore de los viejos del futuro (por ejemplo los que
tienen hoy entre 30 y 40 años), será la música de los años 80 que ahora está de
revival pero que dentro de 30 o 40 años será puro folclore.
Supongo que habrá excepciones en Cataluña y Pais Vasco
debido a ese provincianismo tan mal llevado y es muy posible que su
estrambótico folclore sobreviva amparado
en el nacionalismo.
A las 23.30 en punto Loquillo hizo su aparición franqueado por una gran
banda donde había de todo, desde jovencitos hasta gente de mi edad como el
Stinus , por fin había llegado mi momento después de tanto “Pichi” y tanta
hostia. Loquillo estaba en una forma física estupenda para sus 53 años. Debo
decir que cuando yo tenía 53, es decir hace poco más de una década, también
estaba en muy buena forma y podría haber hecho muy buena pareja con el loco,
una pena que el tiempo pase para todos, ahora ya no estoy en tan buena forma
pero en fin, ya veremos como esta Loquillo cuando alcance mis 66 años.
El concierto se abrió con “rock and roll aptitud” tema
perfecto para calentar el ambiente. La
banda que acompaña al Loco sonaba a la perfección, muy compenetrada, había un
bajista muy raro que se movía más que los precios, muy guapetón, se daba un
aire a Aníbal Calor del grupo Ojete Calor, con lo cual os podéis hacer una idea
de que estábamos ante un hombre de gran belleza.
Loquillo bajaría al foso para tomar más contacto aun con el público, cantó “Carne para Linda” y todo el mundo haciéndole
fotos, había histeria y la gente no paraba de gritar y aplaudir.
Por supuesto llegaron los clásicos como “El rompeolas”, “El hombre de negro”, “Feo
fuerte y formal” o “La matare”, esta última en una versión de gran intensidad
donde los músicos se hacen valer.
Otro de los clásicos fue “el ritmo de garaje”, me gustó
mucho ese cambio de letra adaptándola a las circunstancias de la edad con ese
“tu hija no lo dice no pero me mira mal….”, este cambio de letra puede parecer
una tontería pero tiene un trasfondo muy serio en el mundo de las maduras,
maduritas y pasaditas.
Cuando una mujer que ya tiene una edad e hijos vuelve al
mercado (de la carne) no es raro que sus hijos lo vean mal, es increíble las
generaciones de jóvenes que han ido saliendo en los últimos años, tremendamente
conservadoras, es como si fuéramos hacia atrás. Estos jóvenes no admiten que sus
madres tengan una vida sexual mil veces más interesantes que la suya. Creen que
estas mujeres son como robots que solo viven para ellos, pues no, son mujeres
de carne y hueso que sienten y que necesitan sexo igual que ellos.
En fin que ya me estoy liando, tras un pequeño descanso,
Loquillo y su banda vuelven a la carga con una serie de temas donde se mezclan
clásicos con otros más modernos, en un
momento dado Loquillo se puso la ridícula gorra de paleto madrileño que desde
luego fue todo un detalle con unos fans
que ya estaban totalmente entregados.
El Loco introduciría su banda añadiendo la procedencia
geográfica de cada uno de ellos. Al llegar al propio Loco, como todos sabemos
catalán, añadió “y estamos aquí para sumar no para restar” todo un alegato unionista
como tantos que le han costado la marginación en su propia tierra.
Finalmente llegaría la apoteosis final con ese “Cadillac solitario” que todo el mundo
cantaría dejándose la garganta en este clásico del rock español. Loquillo y su
banda se despiden después de más de hora y media de Rock arrollador y sin
tregua que me dejo encantada, incluso le gusto a mi amiga Victoria y eso que
ella es mucho más de chotis.
En definitiva una gran noche de Rock and Roll con nuestra
más grande “Rock and Roll Star”. Cuando llegue a mi casa a las 2 de la
madrugada estaba que me caía del sueño. Menos mal que estoy jubilada y no tengo
que trabajar al día siguiente, algunos no tuvieron tanta suerte.
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